Ocho años no son nada. Menos aún si hablamos de experiencias liberales. Sin embargo, durante esos años te da tiempo de conocer a mucha gente, porque como dicen, “encuentras de todo en la viña del Señor”.
Existe cierta tendencia a crear peligrosas relaciones de poder dentro de los propios círculos swinger. El caldo de cultivo para este tipo de relaciones es perfecto en un entorno que comparten personas con poca o ninguna experiencia dentro del ambiente, y personas que disfrutan seduciendo a los más inexpertos aprovechando que se mueven por terreno desconocido, a los que llamo gurús del sexo liberal. A estas alturas muchos de los liberales que me lean ya se estarán sonriendo porque la historia les sonará familiar.
No hablo de los consejos que te pueda dar, por ejemplo, una pareja de tu confianza, que siempre son bienvenidos, sino del dogmatismo desde el que se opina sobre muchas cosas. Porque como seres humanos que nos han criado, nos han enseñado, a veces mal, a copiar, a repetir lo que alguien que sabe más dice que está bien. Y consecuentemente, no nos damos cuenta de los efectos colaterales. Por ejemplo, del peligro que corremos, a veces sin darnos cuenta, de pensar tal y como otros quieren que pensemos. De acabar siendo liberal simplemente en la cama, pero de mentalidad encorsetada y casposa. De decir que nos gusta follar mentes porque está de moda sin tener ni idea de lo que significa. No. Crecer implica tanto alimentarse de terceros como de saber evolucionar uno mismo, tomando decisiones correctas, y otras veces no tan correctas.
Simplemente por el hecho de que es tan personal, no puedes intentar construir tu experiencia liberal basándote en las de otros.
Muy de acuerdo Zitta, no me gustan en estas lides las recetas y le tengo una tirria a los gurúes y demás personas que se toman demasiado en serio…
Besos 😉
Bueno, es que no hay recetas únicas, creo yo. Lo mágico es buscarla por uno mismo:)