Me he creado yo solita una mala costumbre desde el último año en buscar en las redes, especialmente en Twitter, comentarios acerca del poliamor. Es absurdamente inevitable sentir el impulso de echar un vistazo para ver cómo el pequeño monstruíto da sus primeros pasos y evoluciona en la red social donde más presencia parece estar experimentando… Me lanzo y buceo, a veces durante varias horas, a veces noches enteras, para buscar menciones, hilos nuevos, opiniones y, por supuesto, para echar alguna risa de vez en cuando.
Con el tiempo, Twitter se ha convertido en mi red social por excelencia, y es la que más utilizo para mi tiempo de ocio (y aburrimiento a veces). En algunas ocasiones también se ha convertido en un espacio donde poder expresarme y gritar al mundo, reivindicando mis cositas y cansineando con el monotema al personal. Resulta toda una poderosa herramienta para difundir ideas, compartir pensamientos y a veces hasta crear conciencia colectiva sobre algunos temas importantes. Porque no os lo he dicho antes, pero el activismo en las redes sociales está de moda. En lo que muchísimas ocasiones no reparamos es en el daño irreversible con que se puede llegar a castigar un tema concreto. Lamentablemente, con el tema del poliamor esto ocurre con suficiente frecuencia como para echarse las manos a la cabeza, y pasa porque muchas veces el que escribe ni siquiera tiene una idea clara de lo que habla.
Una de las mayores ventajas que ofrece Twitter es la rapidez con la que la información puede viajar. A un retuit de expandir una idea, estos 140 caracteres suponen encerrar las ideas concretas en poco espacio, por lo que no es necesario acceder a un blog completo o a un post concreto para hacerse una idea de lo que se habla. Mucha gente tiene acceso a Twitter, y es una poderosa herramienta de difusión y activismo porque está mayoritariamente en manos de los jóvenes. Sin embargo, la visión del poliamor todavía se asocia erróneamente al sexo. Termina casi siempre circunscrita dentro del movimiento LGTB pese a que no se refiere a un tema de género. Cierto es que en muchas ocasiones el poliamor no ocurre exclusivamente entre heterosexuales sino en personas de distinta (y cualquier) orientación sexual… Por lo tanto, no es un rasgo definitorio. Ergo no entiendo por qué se mezcla el tocino con la velocidad ni por qué se sigue sexualizando esta filosofía de vida.
El debate que se genera muchas veces en Twitter tampoco tiene la ventaja de ser suficientemente crítico, tal vez por el formato, o tal vez por la multiplicidad de usos de una cuenta en Twitter. Muchas veces tengo la sensación de que, o no termina hilándose bien, o se acaban distorsionando conceptos, generando un terrorismo abierto y barato contra la monogamia, demonizando la práctica de la misma en vez de desmitificar las ideas preconcebidas que vinculan el poliamor a la práctica sexual y recalcar la necesidad de que no se encañonen otras alternativas amorosas distintas. Por lo tanto, lo que muchas veces se le ofrece al consumidor-usuario es una realidad muy distorsionada que puede producir un desapego ideológico constante y peligroso.
La reflexión de hoy es breve y poco profunda, pero atiende, en definitiva, a la realidad que como usuaria estoy experimentando en las redes sociales. Por eso, y para tener una visión mucho más global sobre este tema, me gustaría saber qué opináis al respecto. Feel free, bitches…
Efectivamente, esto de tener acceso a internet nos ha hecho creer que tenemos las respuestas a todas nuestras dudas y a mi parecer, cada vez estamos más informados si, pero menos formados y no nos preocupamos en conocer la raíz de esas preguntas que nos hacemos.
Tendemos a fiarnos más de las palabras del bloguero de moda o a encasillar este concepto en torno a 4 personajes que aparecen en realities televisivos en lugar de molestarnos y buscar historias reales, personas que día a día luchan porque su situación se normalice, o simplemente porque no se les señale con el dedo.
Sinceramente, empiezo a estar un poco cansada de que la palabra «poliamor» esté en boca de todos y que pocos sepan de lo que hablan, así como también estoy cansada de que se utilice dicho concepto para ganar prestigio o seguidores.
¡Basta de modernitos, basta de blasfemar conceptos, de condenar personas, de cuestionar vivencias y de señalar con el dedo formas de vida! ¡Amemos y dejemos amar! Sin juicios, sin pretensiones para intentar convencer de que lo que yo pienso o siento es lo correcto y lo adecuado universalmente.
Pero no todo va a ser negativo, el hecho de que se nombre y se debata sobre ello hace que se visibilice y poco a poco y con mucho trabajo se vayan consiguiendo algunos beneficios.
Y además, también reconozco que twitter para mi también es una buena herramienta para estar al día en los temas que me interesan. Cierto es que para leer algo que merece la pena tengo que leer mil y un artículos… aunque claro, cada vez sé mejor dónde buscar si quiero leer a gente que de verdad merezca la pena dedicarle un ratito con un café en la mano y los 5 sentidos puestos en sus escritos esperando que aquello que cuenta remueva mi forma de pensar y sentir…
¡Y este blog es de mis favoritos!
Muchas gracias por tu comentario, María. Desde luego todo esto tiene muchas cosas positivas, pero también algunas negativas. Y comparto contigo la idea de que para encontrar algo que realmente merezca la pena es necesario cribar muchísimo y buscar hasta encontrar sitios donde de verdad la información pueda resultar de utilidad. Me imagino que en muchos más ámbitos pasará lo mismo, pero con el tema del poliamor la información verdaderamente útil en español escasea. La página de amor libre argentina tiene algo de material al respecto que puede ser de interés, pero nos hace falta mucho, mucho más para poder decir que la información de calidad fluye por las redes. Me imagino que también lo encontrarás así en tu día a día.
Gracias de nuevo por leer y tomarte la molestia de contestar con tanta claridad y sensibilidad.