Una de las preguntas más típicas que te hacen los que se mueven en tu entorno más cercano cuando les hablas de tu relación poliamorosa es: ¿y folláis mucho?
Posnó. Lo normal pa’ un perro, vamos.
Quizá se da por asumido que, al tener dos o más parejas, uno tiene una vida llena de orgasmos y placer sin límites, pero la realidad puede llegar a ser muy distinta. Desconozco los casos de todas las relaciones poly, pero en nuestro caso, que seamos poliamorosos no ha implicado que nuestra vida sexual sea exageradamente activa. De hecho, lo que sí he escuchado es que hay relaciones similares a la nuestra en las que, alguna vez, dos de sus miembros no mantienen (o al menos no con mucha frecuencia) relaciones sexuales, sino que viven perfectamente con el componente emocional del amor romántico. ¿Y eso es malo? Pues no, no tiene por qué serlo. Muchas parejas monógamas viven casi célibes durante muchos años, y se siguen queriendo. Personalmente, creo que a día de hoy me resultaría complicado vivir en una relación de pareja sin sexo, lo que no quiere decir que sea imposible.
Y la pregunta del millón: ¿os acostáis los tres juntos?
Bueno, aunque alguna vez lo hemos hecho, no es la tónica general de la relación. En nuestro caso, el esquema que mejor nos definiría es el término inglés V-shaped triad, que representa que nuestro nexo de unión es la persona que compartimos como pareja, H, pero ella y yo no tenemos ningún vínculo amoroso (que la quiero un montón, pero ya sabéis a qué me refiero). Tampoco mantengo relaciones sexuales con la pareja de H., pues soy heterosexual convencida con todas las posibles curiosidades ya resueltas, pregunta que también me han hecho alguna vez.
¿Y no tenéis celos cuando se acuesta con la otra?
Lo de los celos, como ya he contado en otras ocasiones, es algo relativamente frecuente en mi caso, no solamente cuando está con su otra pareja, sino cuando está con otras mujeres en general (ya sabéis que somos liberales). Cada vez voy gestionándolo un poco mejor, pero he de reconocer que todavía me queda mucho trabajo por hacer. En el caso de hablar de la relación amorosa, intento otorgar la privacidad e intimidad que a mí también me gusta tener. Con el paso de los años, el tema del sexo con su otra pareja se ha ido poco a poco banalizando, pero en los comienzos de la relación era motivo de quebraderos de cabeza porque cuando los escuchaba, mis miedos e inseguridades salían a pasear. Solía pensar que H. disfrutaba con R. más en la cama que conmigo porque ella le conocía mejor, sin pararme a pensar que conmigo, el hecho es que también lo disfrutaba, quizá de forma distinta simplemente.
El sexo, para concluir, es solo una parte de nuestra relación. Es cierto que esta parte es muy importante en el caso particular de H. y yo, pero el simple hecho de ser poliamorosos no nos otorga, en ningún caso, el supuesto ‘beneficio’ de considerarnos más sexuales que una pareja monógama tradicional.
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