De acuerdo, vale. Prometo que esta es la última compilación de gambazos. Por ahora, solo, así que no os hagáis demasiadas ilusiones. Pero es que como afirma el dicho, no hay dos sin tres.
- En realidad, los swinger buscan ese amor maravilloso que nunca tuvieron y como no lo encuentran pues al día siguiente vuelven a repetir la operación.
Vamos a ver, chiquillos y chiquillas: mi amor es maravilloso de por sí, al igual que el vuestro (seguramente). Eso no quita que me guste flirtear con terceros por diversas razones. De hecho, cada pareja busca la forma en que más lo disfrutan ambos, que no tiene por qué ser la misma siempre. Personalmente, disfruto mucho cuando mi pareja sabe que me siento atraída por alguien en particular y lo utiliza en la cama para calentarme o bien en cualquier momento del día para buscar un tema cómplice de conversación. Además, creo sinceramente que no hay amor perfecto por más que se busque, pero sí que es cierto que mientras mejor sepas amarte a ti mismo/a, mejor sabrás amar a otra persona con menos miedos e inseguridades.
- El swinger banaliza el amor y glorifica la sexualización del mismo.
Creo sencillamente que el sexo es un tema de vital importancia dentro de mi relación de pareja. Sin embargo, tengo constancia de que en otras relaciones de pareja (swingers), el sexo ocupa un lugar mucho más secundario. Lo primero es saber amarse y amar al otro (o a los otros) y crear una relación sólida basada en el respeto mutuo y la confianza. Lo demás, incluido el sexo, viene después. Sinceramente, tampoco soy capaz de categorizar ni a mi pareja ni a mí misma como personas promiscuas.
- La práctica sexual swinger está basada en la supremacía masculina y en la sumisión femenina. La mujer termina complaciendo la fantasía del hombre.
No creo que en la mayoría de casos sea así. Sí que es cierto que en algunos casos el ambiente swinger sigue siendo un poco casposo y enrarecido, pero hay que cortar de raíz con ese tipo de situaciones, cosa que no es difícil porque si este tipo de relación es más que una simple fantasía, suele resultar bastante incómodo para otros y provocar el rechazo de otras parejas.
- Según Cañamares, es «habitual» que las personas que buscan este tipo de relaciones necesitan tener un pie dentro y otro fuera de la relación, no se atreven a mantener un compromiso afectivo profundo y «se suele dar en personas que han sido maltratadas por sus padres».
Este es sin duda el peor de todos. Puedo decir que a mi sí que me gusta sentirme en cierta medida libre, pero en ningún caso diría que H es una persona que tiene miedo o no se atreve a mantener una relación afectiva con el tipo de compromiso que ello exige, y más en nuestra situación (la de veces que le habrán dicho el típico comentario machista de ‘cómo aguantas a dos féminas’). En cuanto a la última parte, que habla del maltrato… Bueno, tampoco voy preguntándolo por la vida pero, ni me parece relevante, ni creo que todos o la mayoría de swingers hayan sufrido este tipo de abusos.
Tras escribir estas tres entradas y reflexionar sobre lo que he leído y cómo me he sentido ante tales afirmaciones, creo que la mejor conclusión que se puede extraer es que si alguien está realmente interesado en conocer la realidad de los swingers, o de las relaciones abiertas (¡o incluso del poliamor, vaya!), es importante que no se limite a creer o a hacer de ello un manual de lo primero que se encuentre (inclusive el presente blog). Debemos tener en cuenta, por ejemplo, que en cada país la cultura es diferente y los distintos términos se han ido asentando a lo largo del tiempo bajo esas bases culturales propias de cada país, lo que ha generado que en cada lugar, este tipo de experiencias se puedan vivir bajo prismas distintos, pero no por ello menos enriquecedores. También he de afirmar que cada vez se encuentra más material genuino y objetivo sobre este tipo de temas, cosa que ayuda bastante a normalizar este tipo de temas en la sociedad. En definitiva, lo bueno y enriquecedor de la curiosidad es siempre buscar distintos puntos de vista e intentar escuchar a terceros, aunque no se esté de acuerdo (nota mental).
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Links de las frases:
http://www.elespectador.com/noticias/salud/razones-llevan-una-pareja-una-experiencia-swinger-articulo-607968