Gestionar los celos

xelox

Confieso que le tengo un poco de manía a la palabra “celos”

Dicen que en todas las lenguas existen palabras que suenan bonitas, ya sea por el significado que evocan o por su sonoridad. En mi caso pienso que la palabra “celos” es una de las más feas de nuestra lengua, compitiendo con “puta”. Y lo divertido del asunto es que lo de los celos, según nos cuentan, no tienen por qué ser algo malo, puesto que forma parte de nuestro universo de emociones. De hecho, ser liberal o poliamoroso tampoco implica que no los vayas a sufrir nunca más, o que te vuelvas de alguna forma inmune a ellos. El caso es encontrar el equilibrio, y yo todavía ando buscándolo.

Lo que os puedo contar desde mi experiencia es que ser liberal o abrir tu pareja a otras relaciones sexuales no convalida la asignatura de celos. Estos son una proyección de nuestros propios miedos e inseguridades, por lo que son algo intrínseco. Cuando se decide abrir la pareja no se dejan atrás los miedos y las inseguridades, sino que se tiene que trabajar sobre ellos para poder llevar este tipo de relaciones sin esa estabilidad emocional que provocan los celos. Creedme cuando os digo que yo tengo toneladas de ambos. Sí que es cierto que muchas personas los sufren con mayor o menor intensidad, pero supongo que el secreto es cómo saber gestionarlos y controlarlos. Desafortunadamente, creo que no existe un manual para aprender a hacerlo porque, como he mencionado anteriormente, cada persona los vive de forma distinta, según su personalidad y según también cómo los ha visto reforzados a lo largo de su educación como un refuerzo a la exclusividad sexual, puesto que a muchos de vosotros, como a mí, os habrán enseñado que los celos son una señal de amor y afecto hacia otra persona. Peligrosa definición.

Dentro de las experiencias liberales he podido observar los celos en dos contextos totalmente diferentes. En primer lugar, los más comunes, con tu pareja. Yo he sufrido ese miedo a perderle, a que otra le tocase el corazoncito más que yo… Aun sabiendo cómo es H., me he montado mi propia película y me la he terminado creyendo. También he sufrido otros tipos de celos, como los generados por el “yo me creo con derecho a todo sobre ti”. Cada pareja, creo, y cada individuo, los ha experimentado de forma distinta. Lo importante es intentar evitar que nos hagan polvo a base de trabajar la comunicación, comunicación y más comunicación (esto se me da peor que gestionar mis celos). Personalmente, tengo la suerte de que H. sea un gran comunicador y tuviera las herramientas necesarias para ir controlando poco a poco mis inseguridades. Tras muchos años de ensayo-error, hemos ido estableciendo una serie de pequeñas reglas basadas en el respeto mutuo gracias a las que he ido poco a poco avanzando en la gestión de los celos.

Otro caso completamente distinto es el de los celos con otra pareja. Personalmente, no recuerdo haberlos sufrido, pero sí haberlos escuchado u observado en otras parejas: tras haber vivido una buena experiencia con otra pareja, hay algunas personas a las que les cuesta ver a esta pareja con otra más. Ocurre en muchas ocasiones de forma automática debido a que, involuntariamente, el concepto de exclusividad sexual que nos han enseñado en nuestra cultura nos comienza a asaltar y a crear dudas e inseguridad. Ante esta situación, pese a que tengo poco que aportar, me imagino que lo mejor es hablarlo con la pareja y entender que, al igual que nos enseñan ahora que nadie es propiedad de nadie, algo similar sucede cuando lo trasladamos al ámbito de la pareja.

3 thoughts on “Gestionar los celos

  1. Pinwino de Madafacar says:

    Este tema no tiene fin, Zitta! Estoy de acuerdo en todo lo que dices. Ya es cuestión de profundizar… Por ejemplo, creo que los celos no son nunca iguales, porque dependen de nuestra percepción en la relación. Como bien dices, los celos expresan nuestras inseguridades. Y no siempre la persona (o personas) que tenemos a nuestro lado aumentan esa inseguridad. Recuerdo no haber sentido celos con mi primera pareja. Nunca nos enfadamos. Todo era muy fácil… Más tarde, tras tener otras experiencias, comprendí que esa relación descansaba en una especie de sentimiento de «superioridad» mía. Ella sentía celos, y yo no. Después estuve con otra chica que era ultracelosa. Me contó que su padre abandonó a la familia cuando ella era pequeña. Aquí nos metemos en lo que cada uno espera de la relación. Sentir el apoyo incondicional a su lado era la primera prioridad. Para mí, ella era todo lo contrario a mi anterior pareja y por eso necesitaba estar con ella para sentirme completo… pero en realidad ella no me gustaba. Lo que más me enganchaba era que, con ella, no tenía miedo a nada. Ni siquiera a perderla, porque ya digo que, realmente, no me gustaba. Y tampoco podría tener celos. Nos enfadábamos a menudo (si me hubiera quedado con la primera pareja, diría que nunca me enfado: uno nunca puede hablar de sí mismo). Más tarde, estuve con otra chica y me marcó una sensación que tuve con ella. Cantando canciones en el coche en plan gracioso, me di cuenta que ella sabía más inglés que yo! Y me sentí «mal» por un instante. A partir de ahí le di vueltas al tema y comprendí cómo estaba afrontando mis relaciones… no buscaba relaciones muy «exigentes» o que me hicieran sentir pequeño.

    Ya digo que no tiene fin, porque siempre es distinto. Pero sí podemos explicarnos las variables. Conocí a una chica que se enamoró de mí (la creo), pero nunca se atrevió a dejarlo con su novio (un idiota integral). Y estoy convencido de que es por que ella es extremadamente insegura y, prefirió seguir con un idiota a cambiar su vida e intentar algo mejor. Y es que estar con alguien que no te exige mucho es vivir sin celos y sin miedo. Por eso todo depende de cuánto estés dispuesto a arriesgar y cuánto sufrimiento asumir.

    Vaya chapa, para ser la primera jajjajaj Besazo!

    1. Zittissima says:

      Hola Pingu, en realidad creo que lo de los celos no depende siempre directamente de un segundo, sino que creo que depende también de cada uno. Gracias por dejar tu comentario por estos lares. Un besazo!

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