Relaciones swinger: ¿qué puede salir mal?

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Pues básicamente, todo.

Quizá una de las cosas que más eché de menos al comenzar fue alguien que me explicara estos pequeños detalles que hay que tener en cuenta para ser swinger y no morir en el intento. A tientas, los he podido descubrir y agrupar a grandes rasgos, aunque seguramente, muchas otras personas habrán experimentado otros problemas distintos.

Debo comenzar repitiendo de nuevo lo que siempre digo: hay que tener en cuenta que NADIE tiene derecho a imponernos una manera de disfrutar el sexo y las relaciones liberales, y es algo que debemos construir nosotros mismos en base a nuestras experiencias. En primer lugar, el enemigo number one al que siempre me he enfrentado no es otro que yo misma y mis celos. Ya buceamos en el post anterior por el tema de la gestión de los celos, por lo que simplemente recordaré que es indispensable el ensayo-error, la escucha y la creación de unas reglas de pareja para evitar conflictos.

Otro detalle a tener en cuenta son los tiempos, no solo con tu pareja sino con la otra también (o con quien estés, vaya, que no vamos a reducir todo al plano de parejas). Cada persona requiere de unos tiempos para hacer las cosas. Por ejemplo, muchas parejas necesitan tener un vínculo de confianza con la otra pareja para poder establecer un contacto sexual y otras prefieren no perder demasiado el tiempo e ir mucho más al grano. Suele ocurrir que a veces lo que esperamos de la otra pareja no cumple con nuestras expectativas, o que nuestra pareja va mucho más rápido de lo que nosotros desearíamos ir. Para evitar este tipo de situaciones es necesario sentarse a hablar tranquilamente y definir qué buscamos y cómo lo buscamos: si no buscamos intercambio completo, si solo queremos tomar un café, si queremos observar o ser observados, si queremos estar los cuatro juntos o bien separados en distintas habitaciones… Las posibilidades son casi infinitas, por lo que es indispensable dejar muy claro tanto a nuestra pareja como a la otra pareja qué es lo que se está dispuesto a hacer y de qué forma.

Un elemento muy peculiar que nos puede generar un problema es la incomodidad, que puede ser provocada por un lugar o entorno, o bien una persona en particular. Como he explicado en múltiples ocasiones, tiendo a agobiarme bastante en los locales liberales y a veces suelo perder la concentración, por lo que puede que en mi caso no sea el lugar más apropiado para un intercambio de parejas. Es necesario buscar siempre un entorno donde se esté cómodo: a veces para las primeras experiencias, puede resultar bastante incómodo estar en casa de otro. En nuestro caso, H. y yo solemos optar por hotel porque siempre nos ha parecido un terreno más neutral y discreto que nuestra propia casa. También existen apartamentos por horas y habitaciones discretas, aunque sinceramente, nunca los he probado. Otra incomodidad añadida es que a veces determinadas personas no aceptan un no como respuesta. Ante esa tesitura, lo único que nos queda es no perder la compostura y ser lo más diplomáticos y educados que podamos.

Si habéis experimentado dentro de este mundo o sois liberales, probablemente estaréis de acuerdo conmigo en que es muy difícil que todo salga como nosotros queremos, pues hay muchos factores externos que intervienen y sobre los que no podemos influir. Ante toda esta problemática (a veces absurda) solo me queda recomendar cuatro cosas que a mí me hicieron falta aprender: paciencia, diálogo, discreción y saber estar.

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