Secretos

shhh

¿Quieres que te cuente un secreto?

Cuando comencé en esta relación tan extraña y al mismo tiempo fascinante, lo hice casi con los ojos cerrados. Lo hice porque le quería, y eso era lo único que importaba. Todo el mundo que se enteraba de mi situación no perdía el tiempo para decirme que aquello me iba a hacer daño. Tenían razón.

Nos hicimos mucho daño, muchísimo. No solo nosotros dos, sino que contagiamos nuestro dolor a los demás. Pero creo que a cada golpe nos hemos acabado haciendo más y más fuertes, y con nosotros, al resto. Creo que eso es lo que verdaderamente importa, junto con la capacidad que hemos desarrollado de encontrar la felicidad en detalles minúsculos. Por él soy quien he llegado a ser, con mis defectos, manías y (por qué no), mis cosas buenas, que también las tengo.

Aquello me iba a hacer daño, por supuesto. Pero también lo hicieron los otros tres gilipollas que llegaron antes que él. Y yo nunca me he quedado corta, tampoco.

No os voy a engañar diciendo que las relaciones sin sufrimiento no existen, porque el hecho de que una no las haya probado no significa que no las haya, sino que no se han vivido. Tampoco digo que sea absolutamente necesario pasar por cualquier tipo de trauma para encontrar la felicidad en pareja, Dior me libre. Os digo que yo, en pleno uso de mis facultades y libre de todo prejuicio, declaro por la presente que una y mil veces le quiero y le volvería a querer desde el principio, con todo lo bueno, con todo lo malo.

No funcionará, dicen. Bueno, creo que se refieren a que están expectantes por si la relación se acaba en algún momento, para soltar un ‘te lo dije’. No se dan cuenta de que ha funcionado desde el minuto uno, porque ha sido y es tan enriquecedor que ese sentimiento tan poderoso ha tenido la fuerza y la bondad de ir poco a poco transformando pequeños detalles de mi interior.

Oye, Zitta, ¿y si se acaba algún día? Pues podéis desde luego morir tranquilos, porque desde luego que sería tan doloroso que no quiero ni imaginarlo, pero no habrá sido nunca en vano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *